Ni Las Palmas se esconden, ni el Barça se confía…
En esta visita a Gran Canaria, el Barcelona no viene con espíritu de veranear, sino más bien de seguir liderando LaLiga a ritmo de samba. Después de todo, no hay tiempo para sorpresas como la de Montjuïc, donde Las Palmas les dejó la tortilla sin darle vuelta. Esta noche, los culés vienen decididos a no dejar ni una sombrilla sin vigilar.
El entrenador Hansi Flick y compañía andan un poco paranoicos, y con razón. Con el Real y el Atlético de Madrid pisándoles los talones como si fuera una carrera de caracoles estimulados, el Barça no tiene ni un momentito para tomar una caña relajado. Con los mismos puntos que el Real Madrid, cualquier siesta podría costarles caro. Y si Cholo Simeone suma un punto más, nos quedamos sin líder.
En busca del once de la fortuna, el técnico alemán pondrá toda la carne en el asador. Podríamos ver a Araujo y Fermín haciéndose los dueños del show, mientras Gavi y Cubarsí podrían estar comiendo pipas en el banquillo, un lujo reservado para pocos. Que el martes toca Copa del Rey, pero esta noche la playa es azulgrana. Y Flick no fía ni las chancletas.
Las Palmas, mientras tanto, no llegan precisamente con sus mejores galas. Entre parches y remedios, el equipo insular arma su propio tetris para plantar cara. Las bajas se cuentan como los ingredientes de una paella: ¡siete ausencias! Al menos Essugo vuelve a ser el señor del centro del campo tras su periodo de reflexión (también conocido como sanción), mientras en defensa juguetean con un puzzle de piezas faltantes.
El estadio estará lleno hasta la bandera, no sabemos si más por el morbo de ver a Pedri en su tierra o por recordar aquel partido inolvidable donde los canarios birlaron al Barça el hielo del gin tonic. Sin importar el motivo, el Barça está advertido: en Las Palmas no hay margen para perder la toalla.