El Camp Nou fue una montaña rusa de sentimientos …

En un partido que casi rompe récords de taquicardia, el Barça y el Atlético de Madrid decidieron que empatar a cuatro goles era la mejor manera de entretenernos. Fue una montaña rusa de emociones, pero sin que nadie haya salido del estadio con la sensación de haber ganado, excepto tal vez los vendedores de palomitas.

Alejandro Segura, corresponsal del Barça, nos dejó una perla curiosa: «Los culés salimos contentos, no porque nos remontaran dos goles, sino porque hacía tiempo que no disfrutábamos tanto». Un espíritu digno de terapeuta motivacional, aunque advirtió que un tirón de orejas no vendría mal. Después de todo, esto no es el circo, aunque los payasos estén a la orden del día.

Mientras tanto, los fans del Atleti aprovecharon para practicar la gimnasia mental. José Rodríguez, analista del Atlético, afirmó que «tenemos más argumentos para no pensar que hemos ganado». Al parecer, «Simeone tiene más estrategias en su memoria que un pulpo jugando al ajedrez, y su desgaste físico da más miedo que ver la cuenta del gimnasio».

Con un 4-2 donde solo faltaron los fuegos artificiales, el Atlético se va con una sonrisa, sabiendo que el próximo asalto será en casa, donde esperan que su afición haga más ruido que una lata de refresco en un bingo.

Prepárense para la vuelta de estas semifinales. Si la ida fue así, ¿quién necesita netflix cuando tenemos la Copa del Rey?