Cuando los nuevos fichajes salen rana…
El mundo del fútbol siempre nos sorprende con sus «peculiares» elecciones de fichajes, y parece que algunos de ellos dejaron a más de uno rascándose la cabeza. La última adición a esta comedia es Vitor Roque, el más reciente ‘pufo’ que se ha lucido menos que un sol en Londres.
Uno pensaría que después de los casos inolvidables de Faubert durmiendo en el banquillo del Madrid, o la aparición fugaz de Emre Mor en el Celta, los equipos habrían aprendido algo. Pero no, aquí seguimos con las sorpresas, donde incluso Mariano se olvidó de marcar goles en el Sevilla, dejando a más de un sevillano con el grito de gol atorado en la garganta.
Si algo nos ha enseñado el fichaje de Pato Sosa por Atlético, es que ya el pelo pintoresco debería ser una señal de alarma. Pero no, cayó al suelo tras unos simples toques, como si el cuero del balón fuera un jabón mojado. Ni qué decir de Semedo, que en Villarreal fue más conocido por sus ‘hazañas’ fuera del campo que por controlar un balón.
La llegada del primer chino a la liga española, Dudu en el Rayo, vino con más drama que una telenovela. Paco Jémez casi escupe el café cuando escuchó que lo fichaban. Y hablando de dramas, Virgilio Ferreira al Betis fue un thriller de misterio sin conclusión.
Por supuesto, cómo olvidar a Hoppe en el Mallorca, quien al igual que el barco de Chanquete, nunca partió. Su cuenta de goles y minutos daba tanto miedo como ver una película de terror a medianoche.
Y luego está Sarpong, cuyo nombre suena a estrella de rock, pero terminó siendo una de esas bandas de un solo éxito en la Real Sociedad. Nakamura en el Espanyol también quiso marcar melodía futbolística, pero la única nota fue el golazo que nunca llegó.
Emenike en Las Palmas vino como un tanque y salió como un suspiro perdido; y Tavano en el Valencia es el epitome del «gato por liebre»: llegó como estrella y salió de incógnito.
En resumen, la tradición de fichajes ‘peculiares’ continúa en España, como si cada club tuviera que tener su propio episodio de comedia en esta tragicomedia del fútbol. Quizás deberíamos recordarles a todos que las contrataciones de lujo llevan el riesgo de salir rana. Porque, al fin y al cabo, en el fútbol, no todo lo que brilla es oro… y a veces, ni siquiera marca goles.