Vivir al límite: El nuevo mantra culé…
Los fanáticos del fútbol europeo anduvieron con café en mano tras los emocionantes partidos de la jornada de Champions. El Barça, por su parte, decidió que el estadio Da Luz era el lugar perfecto para jugar a la ruleta rusa. Una noche de adrenalina pura.
A pesar de quedarse con diez hombres después de que Cubarsí decidiera que un paseo temprano a la ducha era buena idea, el equipo azulgrana optó por el estilo «ataca primero, pregunta después». Flick hizo magia con cambios estratégicos, mientras Pedri sacaba brillo a su caja de herramientas futbolísticas.
Raphinha, con habilidad de prestidigitador, robó la escena (y la cartera defensiva) para marcar un gol que tranquilamente podría reclamar ser de Objetos Perdidos, ya que terminó en la red del Benfica.
En el otro extremo del arco, Szczesny ejerció de veterano imperturbable, ofreciendo una masterclass de cómo parar balones con la calma de quien tiene tabaco oculto en la manga.
Por otra parte, el Liverpool sobrevivió al cañonazo del PSG. Con Allison inspirado como un superhéroe en la portería y sin más que un tiro al arco en el bolsillo, los rojos aprovecharon al máximo. El fútbol, en su impredecible gloria, jamás decepciona.