El fútbol español no es un evento de talentos detectivescos…
LaLiga no se anda con rodeos y ha lanzado su propio equipo de detectives al más puro estilo «Misterios sin Resolver», encabezado por un tal Sherlock Sotelo, para investigar los nefastos episodios racistas en los partidos. En su última aventura, hicieron una parada en San Sebastián, donde un espectador decidió que renunciar a la humanidad era una opción viable, lanzando insultos simiescos a Vinicius en plena semifinal de la Copa del Rey.
Armados con sus lupas, nuestros aspirantes a Sherlock localizaron al culpable gracias al último grito en tecnología de «lectura de labios» y meticulosos análisis de imágenes. En una escena digna de serie detectivesca, el árbitro del partido activó el protocolo anti-cánticos, y el marcador del estadio casi ganó un Óscar al mejor actor de reparto por preocuparse más de la conducta de la afición que de los goles.
No contentos con esta saga, LaLiga ha extendido su cruzada hasta el mismísimo Bernabéu en el Clásico, donde Lamine Yamal también se encontró con los desagradables gritos de unos cuantos. Aquí, los detectives planean resolver el crimen más rápido que un contraataque madridista gracias a una denuncia ya presentada y cuatro sospechosos en el punto de mira. ¿Lección aprendida? En el fútbol, las habilidades detectivescas ahora son imprescindibles.