El carnaval de Atlético y Barça lo ganó el humor…
Con la llegada de Julián, el Atlético finalmente tiene una estrella que brilla como las luces de Navidad… en abril. No importa si está cansado, desanimado o si le acaban de recordar su penalti fallido en una cena familiar. Cuando Araña está cerca, el balón va directo a la red. Sin embargo, ni él ni su fiel compañero Giuliano, el rey de los pases gratuitos, pudieron con un Barça que decidió surgir como el ave fénix cuando todo pintaba peor que una película de bajo presupuesto.
El Barça, con su entrenador Flick al frente, parece haber probado una pócima mágica que revivió a jugadores que antes estaban en el limbo. ¿Raphinha en modo superstar? Check. ¿Íñigo como el nuevo bailarín estrella? También. Aunque tuvo un desliz que el Atlético castigó sin piedad, demostró que el arte del fútbol también incluye corregir con estilo. En cambio, nuestro amigo Lenglet parece haberse confundido de guion, protagonizando escenas de terror en los primeros goles rivales.
Por otro lado, Lamine, el niño prodigio de 17 años, ha logrado que hasta los defensas se conviertan en fans de su zurda endiablada, aunque a veces se pase de listo. Pero, ojo, cuando corrige, lo hace con un 2-3 que cambió el libreto por completo. Y cómo no mencionar la misa en la grada, donde los rojiblancos demostraron que, a pesar de las desventuras, siguen unidos «Por una misma causa». ¡Qué espectáculo!