Un partido aplazado, 2.000 pesetas y un lío de fechas…

Allá por 1929, cuando el fútbol era en blanco y negro y aún se jugaba con pantalones muy cortos y bigotes impecables, el Barcelona decidió darle un toque cinematográfico a su primera Liga. Imaginaos: campeonato terminado y ¡oh sorpresa! todavía quedaba un partido por jugar. Ni Spielberg lo hubiese hecho mejor.

El 30 de junio, una semana después del final oficial del campeonato, el Barça se enfrentó al Arenas de Getxo. Pese a un inicio algo dramático con Saura lesionado, Parera se vino arriba y con dos goles tardíos llevó al Barça al estrellato y al Real Madrid al segundo puesto en el cartel. La recompensa: ¡2.000 pesetas! Por aquel entonces, algo equivalente a ser un millonario del fútbol actual.

El porqué de tanto suspenso en las fechas se debe a un amistoso que hoy nos suena a broma: un combinado catalán contra el Bolton Wanderers. Al más puro estilo de «vamos todos menos el Barça», los equipos rivales adelantaron su partido para liberar sus calendarios. Mientras tanto, los aplazamientos eran tan comunes como los spoilers hoy en día. Claramente, ni antes ni ahora el fútbol es inmune a los enredos de agenda. ¡Qué empiece el próximo capítulo!