Una sanción que no levanta banderas rojas…

¡Atención, atención! ¡Noticias frescas desde el reino del FC Barcelona! Aquí estamos como modern-day Quijotes, listos para embestir molinos de viento que, en este caso, tienen forma de sanción. Imaginen a nuestro vicepresidente, Rafa Yuste, con un megáfono gigante gritando: «¿¡Un solo partido para Mbappé!?» Se dice que tal injusticia solo podría compararse con dejar un solo churro en un plato para cinco personas. ¡Eso es amor al riesgo, amigos! Además, nuestros jugadores, que, por supuesto, son más santos que una estampita, jamás hubieran hecho tal cosa en un viernes de ensayo, y mucho menos en un partido.

Al parecer, el Camp Nou se volvió un infierno de humor amarillo en el partido en Dortmund. Como si fuera una parrillada épica, todos estábamos ahí, con la temperatura subiendo y bajando, sufriendo y comiendo uñas. Porque ese sufrimiento, queridos lectores, se ha convertido en un elemento imprescindible para cualquier verdadero culé, así como el wifi gratis en las cafeterías.

Por otro lado, tenemos al equipo liderado por Hansi Flick, quien, según me han dicho, tiene ambiciones más altas que una montaña de gofres. Con esta hambre de títulos, nos dirigimos al horizonte de la excelencia. Vamos intercambio de metodologías como si estuviéramos en un congreso de ciencia ficción, pero ojo, que todavía no hemos ganado nada. Porque claro, estar en las semifinales es solo una estación más en este viaje en montaña rusa del fútbol. ¡Ai, Barcelona, qué manera tan peculiar tienes de hacer que las estadísticas se vuelvan una telenovela!