Lecciones desde la selva de Dortmund…

Imagínate un equipo que entra en las semifinales de la Champions por primera vez en seis años y, aún así, decide hacer una autocrítica. Sí, como si Indiana Jones se quejara de una aventura donde solo hubiera tenido que correr frente a una pelota gigante. ¡Vaya par de narices! Quién piensa en una autocrítica cuando el público está más contento que un niño en una tienda de chuches, pero ahí están, como un cachorro de Golden Retriever reflexionando sobre la teoría de la relatividad.

Ah, Dortmund, esa ciudad conocida por su habilidad para poner a temblar a los equipos rivales más que un lavavajillas viejo. Los valientes del equipo llegaron allí y, a pesar del clima poco amigable, consiguieron taparse los oídos como si fueran rehenes de una ópera de Wagner. ¡Pero sorpresa! salieron con lecciones. Si esto fuera un episodio de Scooby-Doo, ya sabes que el villano estaría detrás de todo.

Así que, aquí les ofrecemos una medalla de chocolate a estos héroes del césped, quienes saben que ganar también es sinónimo de reflexionar, como si fueran filósofos griegos con cinta en los pies. Vamos a ver si la próxima vez aplican esos aprendizajes mientras siguen persiguiendo ese trofeo dorado que les quita el sueño, ¿quién necesita una lámpara maravillosa cuando tienes estos chicos en el campo?