El Inter baila en el césped con Inzaghi…

Dicen que la humildad es como el sentido del humor: no todos saben usarla. Pero nuestro querido Simone Inzaghi parece haber asistido a un curso intensivo en modestia y risas. Nada más ganar al Bayern y colarse en las semifinales de la Champions, se presentó ante los medios hablando más de sus jugadores que un abuelito en una boda familiar diciendo lo bien que baila su nieto en el karaoke.

El entrenador italiano, que podría recibir una medalla en decir «esto no es cosa mía», insinuó que su contribución fue menor, como si no estuviera haciendo más historia que Indiana Jones en una tienda de antigüedades. «No es la mano de Inzaghi, es la de los chicos», clamaba. Claro, como si le fuera tan fácil conseguir que sus jugadores corran de manera sincronizada como una banda de pingüinos en fila india.

Aparte de todo su repertorio de modestias, Inzaghi dejó caer que la temporada es más dura que explicar trigonometría en arameo. Sin embargo, ante un titán como el Bayern que nunca baja su intensidad, el Inter se plantó con la misma energía que un ventilador en julio. Y es que, mientras otros técnicos temen a los rivales, Inzaghi parece estar pensando en cuál será el siguiente paso en esta aventura de Champions.