Cuando los rivales también quieren jugar para el Barça…

Lo cierto es que el Barcelona ha descubierto la fórmula magistral para ganar los partidos: convencer al adversario para que marque en propia puerta. Yo creo que han instalado espejos en el Camp Nou, tanto que los defensas se ven tan guapos que se olvidan del balón. El sábado reciben al Celta y uno no sabe si preparar una estrategia o simplemente repartir los espejos.

Claro, porque los goles culés últimamente no llevan nombre de Messi ni Lewandowski, sino de «Desconocido del equipo rival». Es como si el balón tuviera instrucciones de busca y captura contra las porterías enemigas. Hace poco en Butarque, Raphinha lanzó un centro que fue tan irresistible que el pobre defensor pareció hechizado, dejando su firma en el marcador bajo unos misteriosos encantamientos futbolísticos. Y el martes en Champions, pues Fermín trató inocentemente de centrar la pelota y el Dortmund cooperó con un golito.

Este sábado, Lewandowski debe estar preguntándose si hoy será el día de anotarse un gol propio, en lugar de dejar que los rivales le roben el espectáculo. Con su amigo Mbappé descansando sancionado, tiene una oportunidad de oro para afinar su puntería y olvidarse por una jornada del «plan cooperativo» en el gol. Y no olvidemos que cuando el Celta viene a la Ciudad Condal, ya se asustan con solo cruzar el portal del estadio. ¡Quizás esta vez el Barça complete el truco final por sí mismo!