El técnico con más ambición que un pulpo en un garaje…
Atención, fans del balompié y las emociones: ¡Giráldez ha hablado! Sí, ese técnico que cuando pierde, casi transforma la rabia en un elixir mágico para potenciar la ambición de sus jugadores. Después del partido ante el todopoderoso Barcelona, el equipo rival más temido desde que un gato conoció a un aspirador, nuestro héroe Claudio nos cuenta lo cerca que estuvieron de plantar la bandera de la victoria. A pesar de algún que otro despiste que le costaría caro hasta a un elefante en una cacharrería, el equipo se sintió fortalecido por la derrota. ¡Habrá que ver si esta fórmula de rabia-ambición los lleva a la final del universo futbolístico!
Hablando del duelo contra el Villarreal, Giráldez no se anda con tonterías. Nos confiesa que se quedaron con la misma cara de tontos que cuando un perro mira una lavadora, después de enfrentarse a ese equipo amarillo. Pero, ¡ánimo! Con el entusiasmo de un niño en una tienda de caramelos, asegura que el equipo no se irá con las manos vacías esta vez. Esperemos que no se quede corto de energías, porque estos partidos entresemana son como jugar a las cartas con un túnel de viento.
Y por si no fuera suficiente, Giráldez nos regala un toque de sentido común digno de un filósofo del fútbol. Declara que los insultos hacia Moriba e Iglesias son la verdadera tarjeta roja en la sociedad. Defiende la nobleza del deporte al recordarnos que el fútbol es eso: felicidad, gritos, sudor y no odio ni discriminación. ¡Que aprendan los bárbaros que el único rival a derrotar es el marcador y no tu vecino del asiento cinco! Aplausos para Giráldez, un técnico tan intrépido que podría zarpar una nave espacial con su sola ambición.