¿Pudo Keylor haber sido cazador de sirenas?…

Imaginaos a Keylor Navas nadando en el Mediterráneo como si fuera Aquaman, rumbo al Barça, todo porque sonó la campana desde la Ciudad Condal. Al parecer, los azulgranas pensaron en él cuando Ter Stegen se puso a hacer malabares con una rodilla menos. Pero tranquilos, que en lugar de enfundarse el bañador y sus aletas, Keylor decidió quedarse en tierra firme. Al fin y al cabo, como él dice, «el fútbol siempre es un trabajo para nosotros». ¡Pero qué currela más exigente este deporte!

En una declaración que dejó tanto a culés como a merengues con la boca abierta, Navas dijo que si Florentino Pérez le llamaba habría cruzado el océano cual sirena buscando a su Tritón. Un piropo más fuerte que el de una telenovela mexicana, que seguro hizo que más de un madridista soltara una lagrimita de orgullo. Pero no nos olvidemos de Szczesny, que se la jugó al plantarse ante el reto azulgrana en lugar de Keylor. ¿Acaso los porteros tienen vidas secretas como superhéroes bajo los tres palos?

A Keylor, que lleva su talento como una mochila llena de guantes, le han querido vestir de todos los colores a lo largo de los años. Desde su salida así de teatral del Madrid cuando Courtois llegó a reclamar el trono, hasta sus aventuras en el PSG y más allá. Pero una cosa es clara: en su corazoncito, el blanco sigue siendo su color fetiche. De hecho, salir del Real Madrid le dolió tanto que lo comparó con el guion de una novela dramática. Así es Keylor, un portero con el alma tan noble como el último de los caballeros balompédicos.