El francés revive al Madrid con su magia de falta…

En una noche en la que parecía que el Madrid había olvidado cómo jugar al fútbol, Ancelotti, cual mago en apuros, decidió sacar de la chistera a Kylian Mbappé. ¡Sorpresa, sorpresa! Aunque el francés parecía más frío que un helado en el Ártico durante todo el primer tiempo. Cuando el resto del equipo sudaba tinta china en el vestuario, él se quedó fuera, paseando como si estuviera de picnic, antes de ser lanzado al ruedo para salvar al Madrid.

Ancelotti vio que el partido era un caos digno de película de catástrofes, ¡y necesitaba un superhéroe! Rodrygo quedó atascado en el banquillo, recordando cómo uno se queda atorado en una puerta giratoria, mientras el equipo blanco empezaba a mostrar alma y nervio con Mbappé en acción. El conjunto madrileño, cual aspiradora de oportunidades, empezó a llenar el área del Barcelona, y Szczesny se convirtió en el solitario guardián de un castillo siendo atacado por bárbaros vikingos.

Y fue entonces cuando, cual escena sacada de ‘El Secreto de la Pirámide’, Mbappé sacó su varita mágica… o mejor dicho, su pie derecho. Tras ser pozoleado por De Jong, Mbappé besó el balón como si fuera la rana que se convertiría en princesa. Un disparo seco al palo contrario hizo que Szczesny se lanzase en dirección equivocada, protagonizando una pose más graciosa que elegante. Fue el primer gol de falta directa del francés con el Madrid, un momento digno de ser enmarcado como obra de arte del Museum of Modern Football.