El fútbol y sus sorpresas nocturnas…

Imagínense una película de Bollywood, pero con un balón de fútbol por medio. Así se vivió la final de la Copa del Rey en España. Mbappé, el hombre que camina sobre el agua (según sus fans), arrancó el partido en el banquillo, como si fuera su noche libre. Mientras tanto, Belén Esteban se paseaba por el campo como si estuviese vendiendo tortillas en una verbena, y Rüdiger, cojo pero valiente, lanzaba hielos como si fuera el mismísimo Hombre de Hielo del X-Men. La primera parte del Madrid fue tan intensa como una siesta de domingo, regalando el balón al Barça, que levantó la copa mientras Ancelotti empezaba a buscar vuelos para Brasil.

No os lo vais a creer, pero todo cambió cuando se empezó a jugar con los buenos. Mbappé, cual superhéroe quitándose la capa, entró al campo y transformó a su equipo en la encarnación del Rayo Vallecano de sus mejores años (bueno, no tanto, pero se entiende la idea). Lamentablemente, Courtois hizo un tapón tan efectivo que el Barça anotó el 2-2. Y en una prórroga más larga que las vacaciones de verano, Koundé decidió que la noche tenía que acabar y con un golazo mandó a dormir a todos, cual cuento de buenas noches.

Sin embargo, la actuación más impactante fue de los árbitros. En el 96′, González Fuertes se puso el traje de Sherlock Holmes y deshizo un penalti como si de un truco de magia se tratase. De Burgos Bengoetxea se quedó pasmado, el Barça se quedó sin voz de tanto reclamar, y los fans del Madrid soltaron un suspiro tan grande que hasta se oyó en el Camp Nou. Con toda esta locura, seguro que el fútbol español es la última gran comedia del siglo XXI.