El taconazo galáctico que desafió a Pelé…

Esa noche en el reino de los dragones futbolísticos, llamado José Zorrilla, el Barça se enfrentó al Valladolid como si fueran héroes épicos en una batalla de videojuego. Con un estadio vacío que parecía tan misterioso como el triángulo de las Bermudas, los culés buscaron salvar la liga mientras Koeman jugaba a ser científico loco, probando alineaciones locas: tres defensas como los tres mosqueteros y carrileros rápidos como el correcaminos, ¿quién necesita a Busquets o Griezmann cuando tienes a Koeman en modo Einstein?

Pero el verdadero espectáculo lo dio un joven llamado Pedri, el Luke Skywalker de los blaugranas. Con solo 18 años, dejó al mundo boquiabierto, regalando a Messi un taconazo digno de un truco de magia de Harry Potter. Messi, con el espíritu de un arqueólogo descubriendo un tesoro, encontró en este pase su gol número 644, desbancando nada menos que a Pelé. El taconazo se convirtió en la Excalibur que ambos necesitaron para iluminar el universo del Barça.

Aunque su tiempo juntos fue corto, como una fiesta que se acaba demasiado pronto, el dúo Messi-Pedri dejó su huella imborrable. A su regreso a Pucela, Pedri ya no es el joven aprendiz, sino un caballero Jedi, listo para enfrentar cualquier desafío sin su maestro. Con Koeman en algún laboratorio secreto y Messi en tierras galas, Pedri sigue escribiendo su destino, cargando con el legado de las noches donde el balón y la magia se hicieron uno.