El épico sendero culé hacia la gloria…
El Barça ha protagonizado un trayecto en Champions League que más bien parece extraído del guion de una telenovela turca: drama, acción, algunas lágrimas y un gol hecho de chocolate suizo y regaliz alemán. Este equipo, que hasta hace poco no encontraba el botón de encendido del autobús de la victoria, ha renacido cual ave fénix. ¡Y no ha sido por alquilar el ‘outfit’ mágico de Harry Potter!
Al principio, la cosa pintaba más negra que el café de la mañana con aquella caída ante el Mónaco (2-1). Pero los culés no se amilanaron: dieron clases de matemática aplicada al fútbol al Young Boys con un contundente 5-0, y al Bayern le recetaron cuatro goles que Friedrich Nietzsche aún trata de interpretar en su nuevo libro. Sin embargo, fue el duelo contra el Brest lo que dejó a todos boquiabiertos, al tiempo que el Barça les mostraba las llaves del escudo y pasaba el examen sin sudar.
Los octavos de final fueron como esa peli donde el protagonista tiene mil vidas. En Lisboa, el Benfica les regaló un boleto de ida y vuelta al parque de las emociones con un 4-5 final. Por su parte, el Dortmund casi les hace un truco de magia en Alemania perdiendo 3-1, pero el remanente de 5-3 les dejó el pase a las semifinales. Las puertas de la gloria ahora dependen de desactivar el Inter de Milán que les espera con ganas de pizza y revancha en la vuelta.