Culés cabizbajos pero optimistas…
¡Atención, atención, aficionados del fútbol! El Barça, en un intento épico digno de las telenovelas más dramáticas, no logró salir victorioso en el Giuseppe Meazza. Después de una remontada que rivalizó con una montaña rusa de emociones, el Inter decidió que debía ser el héroe de la jornada. Con un marcador final de cuatro a tres, el vestuario culé ahora se concentra en su cita con LaLiga, olvidando su cita fallida en Múnich. Pero que no cunda el pánico: las croquetas y la esperanza en el vestuario siguen calientes.
Lo mejor de los mejores, los chicos del Barça, lograron convertir el Giuseppe Meazza en una sucursal de Montjuïc con esa remontada supernova al descanso. Pero, ¡oh, destino cruel! Mientras los jugadores de Inzaghi festejaban como si hubieran ganado el Nobel de Química, el Barcelona se despidió de su novena final de Champions como un estudiante que llega tarde al examen final. Araujo y compañía insisten en que la derrota es solo un tropezón en medio del maratón.
Con la llama del clásico enfrentamiento frente al Real Madrid calentando motores, el optimismo es tan palpable que deberían venderlo en tarros. Desde el Bullet Train de Eric García hasta el discurso de arengas en Instagram de Lamine Yamal, el mensaje es claro: El Barça volverá, y los Ancelotti Boys deberían rezar para que no sea armado hasta los dientes con goles. Así que, queridos culés, abrochen sus cinturones; la temporada aún tiene cuerda para rato.