Los finalistas de un torneo que ni Nostradamus adivina…
Se avecina un Balón de Oro tan impredecible como un gato decidiendo entre dormir en tu ropa limpia o en su cama dorada de velur. Los partidos están al rojo vivo y los números de los jugadores recuerdan a una calculadora que ha decidido jugar al Tetris. Está claro que el próximo 31 de mayo en Múnich, Inter y PSG se enfrentarán en una batalla épica, el fútbol alcanzará tales niveles de drama que hasta Shakespeare se sentiría un principiante. Rodri demostró el año pasado que incluso si caes del colchón de la Champions, puedes aterrizar en la suave alfombra del Balón de Oro si tu currículum tiene los suficientes estrellones como la Eurocopa o la Liga.
En el diván de las posibilidades, encontramos a los del FC Barcelona con más títulos que un libro de Tolkien. A pesar de ser interceptados en semifinales de Champions, estos chicos suenan con fuerza para ser el próximo Balón de Oro, y no hay defensa que pueda pararlos sin sentir que están intentando dominar un videojuego en nivel experto. Con Raphinha marcando más goles que pelotas un perro en el parque y Pedri y Lamine Yamal listos para alcanzar la gloria si España gana la Nations League, parece que el suelo está temblando.
Mientras tanto, Lautaro y Dembélé, duelistas de Champions, están al acecho. Sus cifras goleadoras tienen más ceros que el cheque con el que sueñas. Lautaro lidera al Inter en su desfile triunfal por Europa, mientras Dembélé, con la sutileza de un mago dejándole el sombrero a un conejo, ha hecho desaparecer a defensas rivales. Y no olvidemos a los inesperados, son como el perro que te trae el periódico cuando ya te compraste uno: Harry Kane y Mohamed Salah, con más goles en una temporada que episodios tiene tu telenovela favorita, aguardan con sonrisa pícara y botines ansiosos, listos para lo que venga antes de que el verano decida el destino del balón. ¡Que empiece el espectáculo!