La crónica inesperada del Espanyol-Barça…

¡Señoras y señores! Nos preguntábamos si Lamine Yamal era de este planeta o si venía en un cohete del espacio. ¡Es oficial! Ayer se confirmó que tiene superpoderes futbolísticos que ni Superman podría igualar. El Espanyol fue testigo de cómo le salía humo de las botas. Aunque los primeros 45 minutos fueron un vaivén de bostezos, en la segunda parte nuestro héroe hizo su típico show: agarró el balón desde la banda como si fuera una bola de dragón, dribló entre los rivales cual bailarín del estreno del Lago de los Cisnes y, zas, balón a la escuadra. ¡Cómo se quedó Joan García! ¡Ni con un jetpack la paraba! Incluso tiró del truco de mago para expulsar a Cabrera y televisó en slow-motion su pase a Fermín para el segundo gol.

Manolo González y sus chicos, al parecer, hicieron un máster en combate medieval para romper la defensa barcelonesa, pero se olvidaron de afinar las lanzas-puntería. Lo intentaron con ahínco, pero sus esfuerzos tuvieron más agujeros que un queso suizo. No obstante, Balde y Cubarsí aplastaron esos sueños en la segunda parte. La trama se complicó con un episodio de caos en las calles que nos dejó a todos con el corazón en un puño, aunque al final, afortunadamente, solo fueron anécdotas de susto. La megafonía confirmó: «tranquilos, que aquí no ha pasado nada grave» y los hinchas volvieron a sus palomitas.

¡Y qué decir de nuestro querido Lewandowski! Fue como el famoso ‘¿Dónde está Wally?’ en la portería. Robert, el lanzamisiles, ahora lanza globos de colores que no asustan ni a una mosca. Por otro lado, el quid de la cuestión fue Szczesny, quien, al igual que un ninja polaco, sorprendió con sus atajadas ninja frente a Puado y Roberto. Si no fuera por su estilo Matrix, el guion de este partido habría sido totalmente distinto. ¡Ovación de pie para el portero! Así que, entre superhéroes, ninjas y magos, el fútbol nos deja una vez más con ganas de un cómic animado de LaLiga.