232.500 euros por ser un ‘invitado’ incómodo…

La historia de Sandro Rosell en prisión suena más a una temporada de reality que a un caso judicial. Nuestro protagonista pasó 645 días tras los barrotes, ¡como si fuera un retiro espiritual! Al final, la justicia decidió que cada día en la trena valía unos 360 euros, casi tanto como una noche de lujo en un resort. La única diferencia es que en lugar de masajes, seguro que solo había visitas inesperadas de campanas y barrotes.

Dicen que el expresidente del Barça había hecho una lista de compras con la esperanza de recibir 29,7 millones de euros. Quería usar el dinero para cubrir sus “gastos de drama”, que incluyen desde entradas VIP para ver el tráfico matinal de sus familiares hasta una función teatral llamada «Justiciero y el Lucro Perdido». No tuvo tanta suerte, pero al menos el tribunal le reconoció su derecho a unos cuantos billetes para su dolor moral y los viajes familiares a Soto del Real.

El Estado, como un estupendo gestor de fondos invisibles, decidió que Rosell merecía 50.000 euros por su reputación dañada, que al parecer costaba casi tanto como el nuevo fichaje de una estrella del fútbol. Y no olvidemos los 62.950 euros para el tour familiar de «Visitando a Rosell», un evento que seguramente no hubiera defendido ni el mejor abogado de la UEFA. Todo esto liderado por la disputa de si el contrato fallido con Ernst & Young debería pagarse o no al hombre señalado como dueño de una empresa con nombre de supervillano: True Oasis Company SL. ¡Qué nombres, qué show, qué mundillo el del fútbol!