Barcelona celebra a ritmo de comedia…

¡Oh, la famosa rúa de Barcelona! Esa fiesta que hace que hasta las sardinas se sientan apretadas en lata. Nunca hay suficientes barras de chorizo para alimentar el entusiasmo culé. El camino comenzó en el Spotify Camp Nou, donde hasta las vuvuzelas rompieron récords de decibelios, y terminó en el glorioso ‘Arc de Triomf’. Entre flashazos de cámaras y ovillos de confeti, la ciudad se transformó en una escena de dibujos animados donde los cielos son blaugranas y las calles, un guiñol de alegría.

Fermín, el rey de los fans incansables, desató el caos con su interpretación del «Szczęsny fumador». Era como si Bob Esponja hubiera decidido cantar óperas en el fondo del mar: inesperado, casi surrealista, pero de alguna manera, ¡perfecto! Sorprendió a todos cuando el mismísimo Szczęsny, desde su nube de humo, ofreció una calada a Marc Bernal. Y mientras tanto, Iníguez por ahí ondeaba una estelada como si fuera su capa de superhéroe, soñando con salvar a su propio equipo.

El momento más épico fue cuando Fermín, con el olfato de un sabueso, localizó a sus familiares entre la multitud. Fue como si buscara a Wally, pero con telequinesis. La fiesta se convirtió en un vivo recuerdo lleno de éxitos y risas para todos los barcelonistas, que contarán a sus nietos la leyenda del día en que la ciudad fue un carnaval futbolero. Todo bajo el sello del maestro de ceremonias invisible: el señor Humor Barcelonista.