Entre el Barça, la Premier y la tranquilidad…
Joan García, el portero del Espanyol que parece tener más serenidad que un yogui en plena meditación trascendental, sigue sin decidir si se convierte en el Houdini del fútbol. Podría esfumarse al Barcelona, teletransportarse a la Premier o simplemente decidir quedarse en el rincón más tranquilo del club perico. Mientras tanto, el Espanyol guarda los 25 millones de su cláusula como si fueran su tesoro más preciado -y quién podría culparlos.
En su entrevista con Catalunya Ràdio, Joan dejó claro que su móvil está más cargado de rumores que el camerino de un concurso de cotilleos. «Me gusta que hablen bien de mí», dice él, como si fuera un famoso actor en el estreno de su última película. Eso sí, está empeñado en seguir jugando, incluso si eso significa hacer las maletas y convertirse en un trotamundos del balón.
En cuanto a sus emociones del último partido, parece que casi necesitó un manual de instrucciones para procesarlas. Entre brazos levantados y el calor de la afición, Joan vivió un momento «¡ay, madre!» en toda regla. Y sobre su no convocatoria con España, se lo toma con suavidad: ya tiene un oro olímpico, ¿qué más se puede pedir? Tal parece que Joan está listo para colocarse bajo los palos o convertirse en el nuevo Confucio del fútbol.