¿Traición o simplemente sabor catalán?…
¡Bomba en la ciudad condal! Joan García cambia de camiseta más rápido que David Copperfield de sombrero en un espectáculo de magia. El Espanyol se queda con menos porteros que una partida de póker con solo dos cartas. Los aficionados pericos, con el corazón más roto que un balón tras un disparo de Cristiano Ronaldo, no dejan de hablar de la supuesta traición, que tiene más drama que una telenovela mexicana.
Salvador Illa, de nuevo con su traje de mediador político y aficionados, ha dicho más o menos lo mismo que diría un árbitro: «No he visto nada, continúen jugando». Con una simpatía natural que ni los osos panda logran imitar, Illa ha afirmado que mientras el destino sea un equipo catalán, aquí no ha pasado nada… ¡como si se tratara de un intercambio de recetas de paella!
Entre tanto alboroto, Joan García ya ha dejado sus huellas digitales en el contrato del Barcelona. Solo falta el clásico «pago, luego existo» por parte del Barça para que la fusión de colores pase de ser un rumor a una realidad. El Espanyol se levantará, como el Ave Fénix después de su partido de petanca, aunque con un portero menos.