La odisea del regreso al templo culé…
El Barça ha dejado a miles boquiabiertos prometiendo el regreso al mítico Spotify Camp Nou, el estadio más musical del universo. Bate tambores, redobla guitarras eléctricas y pide licencia de apertura, mientras Jaume Collboni supervisa todo como un abuelo ayudando a su nieto a cruzar la calle a paso de tortuga. Los culés confían en que julio sea tan mágico como dicen, pero ahora se preguntan si no deberían añadir una buena canción de jazz para suavizar el trámite en la burocracia.
Parece que el Ayuntamiento está tomando clases de Jedi, evaluando cada rincón del estadio como si buscara a Luke Skywalker escondido bajo los palcos. Por supuesto, seguridad primero, porque nadie quiere que el balón se transforme en una estrella de la muerte durante el Gamper. Aunque todavía no han sacado la varita mágica de las licencias, los culés tienen fe y cuentan los días, ¡exactamente 10 de ellos! ¿Funcionará este partido como la mejor prueba de sonido antes de encender la temporada?
Mientras tanto, el Camp Nou sigue con su metamorfosis de una oruga a una mariposa alada. Hace dos años y un mes reinició la reconstrucción; ahora, como un ave fénix saliendo de las brasas, el estadio anhela su vuelta triunfal. Cruzamos los dedos para que Jaume y sus valientes inspectores permitan el paso y, quién sabe, quizás nos regalen una entrada triunfal con banda y confeti, como si fuese la fiesta del siglo. Agosto será caluroso, pero los corazones culés laten con esperanza congeladora.