¡Lío futbolero con ingrediente navarro!…

¡Ay, ay, ay! Barcelona ha desatado más sorpresas que una piñata escondida en un cumpleaños de niños hiperactivos al tirarse a por Nico Williams sin avisar y con más entusiasmo que un niño en una tienda de caramelos. El chico, cual superhéroe atrapado entre dos mundos, disparó la indignación del Athletic haciéndolos correr a LaLiga con la misma velocidad que uno va tras el autobús que está a punto de marchar. Al parecer, el trío amoroso de este fichaje tiene a todos en estado de shock: Nico, el Athletic con un muro pintarrajeado y el Barça mirándose el bolsillo como quien intenta descubrir qué hechizo hizo que desaparecieran los billetes del sorteo.

Mientras tanto, Joan Laporta y sus compinches decidieron que era buenísimo idea traer a Nico de vuelta a su lista, como si fuese un par de calcetines extraviados que finalmente aparecen tras meses en la lavadora. Y como si de una telenovela se tratara, la trama fue avanzando con gritos, portazos y promesas de amor eterno… al menos hasta 2031. Sí, señores, recordemos la importante misión de reunir los 62 millones de euros, mientras en las oficinas culés abundan dúos de Directiva abriendo cuentas de cerdito y vendiendo raspas de pescado como alternativa desesperada.

Nico, por otro lado, está tan tranquilo y feliz como un gato perezoso en verano. Comunicó al Athletic su decisión de unirse al Barça con la soltura de quien dice «no os enfadéis, peques, pero me voy de campamento glorioso con mis nuevos colegas». Estando en la gloria de sus vacaciones, y sin cambiar de planes, el atrevido extremo ha compartido sus mejores pasos de baile en redes, tranquilo sabiendo que todo saldrá bien. Qué jugada la suya: de Bilbao a Barcelona en un dos por tres, pero ojo, sin perder el ritmo. ¡No paren la música!