El Gamper digerido con casco y sin aseo…
¡Agosto se nos viene encima como un penalti mal pitado en el último minuto! Los seguidores del Barça tienen una cita marcada más que un gol de Messi: el 10 de agosto la pelota debería rodar en el Spotify Camp Nou. Eso sí, con más limitaciones que un coche en una calle peatonal. Las asociaciones vecinales, tan concentradas como un defensa en los últimos minutos de meterse en Champions, emitieron señales de alerta antes del pitido inicial: «Esto es más peligroso que un gol de chilena en propia puerta», dice Eduard Català, el crack del Racó de les Corts. «Más les vale venir con cascos a vivir la experiencia completa; ya que no tenemos escaleras mecánicas, damos aventura de regalo».
Mientras tanto, los bomberos y la Guardia Urbana están en una tesitura que ni en la tanda de penales de la última final. «Lo veo más difícil que marcar un gol desde el córner», dice Anna Ramon, otra líder vecinal con más poder de convocatoria que un partido de Champions. Todavía están esperando un manual de instrucciones para circular, ¡porque meterse a un estadio a medio construir suena como cruzar el balón desde el área rival!
El Barça está en una carrera contrarreloj que ni en los últimos 3 minutos del tiempo añadido. Están sacando la documentación a ritmo de samba, cruzando los dedos y rezando más que un portero en tanda de penales. Todo apuntado y revisado para que el Ayuntamiento dé más bendiciones que un páter en misa. Pero todavía falta la licencia de apertura, que parece esconderse mejor que un delantero en fuera de juego. ¿Llegará la luz verde para el Gamper? Veremos si el 10 de agosto, en vez de un Gamper, hacemos una barbacoa vecinal con casco y chaleco de obra.