Una comedia de errores y aciertos…
Así es queridos lectores, Marcus Rashford se acaba de unir a la pandilla del Barça… Y no, no es que haya perdido una apuesta, simplemente los astros se alinearon y aquí está. Sí señores, el joven talento del Manchester United estará vistiendo la camiseta blaugrana la próxima temporada. A falta de que el ratón del ordenador de alguien tenga pilas para firmar los contratos, Rashford aterrizará cual superhéroe en Barcelona, pasará un reconocimiento médico que esperamos no incluya pruebas de volar… y se unirá a la gira asiática. Un verdadero viaje al estilo Marco Polo, pero esta vez con más balones y menos especias.
El fichaje de Rashford fue más emocionante que una telenovela turca, con el club primero enamorado de Luis Díaz, que era como el amor imposible que siempre se escapa. El Liverpool se aferró al colombiano como si fuera el último trozo de pizza en una fiesta. ¿Y el Bayern? Como un mal ex, rechazando propuestas que ni siquiera sabía que existían. Así que, mientras la dirección deportiva del Barça no tenía campana para finales dramáticos, decidieron correr al grito de «Va por Rashford».
Rashford ha mostrado un noble corazón, aceptando rebajarse el sueldo más que un contorsionista para vestirse de azul y grana, porque en Manchester cobraba más que el Rey Midas en su época dorada. Y los chicos del United, esos sí que supieron ver la luz al final del túnel, accediendo a una cesión antes que un traspaso. La idea inicial eran 50 millones de sabor a euros, pero el Barça, cual joven regateador en un mercadillo, logró bajarlo a 35. Y con Rashford, el sueño de contratar a Luis Díaz se aleja más que mi esperanza de ganar la lotería, pero no importa, al menos Rashford ya está aquí para alegrar al Camp Nou… y tal vez enseñarles algún que otro paso de baile.