Flick y sus chicos son los reyes de la goleada

Parece que el Barcelona ha decidido tomar un curso intensivo de «cómo cambiar de imagen en un año». En los primeros pálidos días de 2024, los catalanes parecían más perdidos que Wally en una reunión de pingüinos. Con una colección de derrotas dignas de una telenovela venezolana, incluyendo perder la Supercopa contra el queridísimo rival Real Madrid por 4-1, el mundo azulgrana vivía una auténtica tragedia griega. La eliminación de la Copa por parte del Athletic solo fue el colofón de un inicio de año que ni Xavi con su varita mágica pudo resolver, anunciando su retiro digno de una estrella de cine.

Pero, como dice el dicho: «Después de la tormenta viene la goleada». En 2025, Hansi Flick llegó al Camp Nou en su caballo blanco, como si fuese un caballero medieval, transformando el equipo en una auténtica máquina de ganar títulos. Ahora, el conjunto azulgrana acumula victorias y golea como quien colecciona cromos, incluso se han permitido el lujo de sacarle brillo a la Supercopa en una revancha contra el Real Madrid, esta vez ganando 5-2 con más estilo que un desfile de moda en Milán.

La diferencia es notable. Si en 2024 el Barça era tan impredecible como el clima en Londres, en 2025 tienen la constancia de una abuelita contando historias. Se han posicionado como fuertes contendientes en LaLiga, están en semifinales de la Copa y van marcando goles como si fuera temporada de rebajas. Los culés están a solo dos puntitos del Real Madrid y a uno del Atlético, una distancia que hace soñar a más de uno.

En resumen, el Barcelona ha pasado de la noche más oscura al día más soleado con un cambio de entrenador y una pizca de magia futbolística. Por el momento, la afición puede respirar tranquila, al menos hasta el próximo giro de esta montaña rusa llamada fútbol.