¡Ni Hogwarts vivió tal magia!…

En Sevilla, la calma era tan palpable que casi se podía untar en el pan; hasta que llegaron los bohemios del fútbol con sus camisetas y mecheros. ¿Han oído hablar de las olimpiadas de resistencia textil? Pues los madridistas hicieron una demostración heroica: intentar quemar la camiseta de Lamine Yamal con un mechero que más parecía del siglo XVI. Sin éxito, claro. A este paso sube la reputación de la camiseta más que la de Yamal.

La escena fue todo un espectáculo. Los aficionados al ver que la camiseta se negaba a arder, la tomaron como si fuera un balón de rugby, intentando destrozarla con sus poderes telequinéticos al grito de «P**a Barça, P**a Catalunya». Cualquiera diría que estaban en una clase de yoga vikingo. Pero la camiseta resistió, demostrando que los hechizos del mismísimo Merlín eran meros trucos de feria comparados con su invulnerabilidad.

Por otro lado, los seguidores del Barça hicieron gala de su experiencia alquímica demostrando que la camiseta de Mbappé sí podía ser sacrificada en la hoguera. Rodeados como si estuvieran en un ritual druida, la camiseta terminó su vida como si fuera la ofrenda que garantiza la buena cosecha de goles. Qué espectáculo. Casi esperamos que un unicornio apareciera entre el humo.