¿Renovar o despedir sin importar trofeos?…
En un nuevo episodio de «La Tribu», donde los futboleros más apasionados desatan sus palabras con la fluidez de un delantero en fuera de juego, el debate sobre el futuro del eterno Ancelotti y el posible despido de Flick toma el centro del disco. Imagina a Ancelotti sentado en el banquillo con la misma calma que un Pingüino de Batman, mientras que Pipi Estrada, con todo su esplendor, asegura que el entrenador será historia pase lo que pase. ¿Un pacto con Xabi Alonso, un guiño al futuro? Quién sabe. Lo que está claro es que el destino de Ancelotti parece más incierto que una estrategia de último minuto por Sergio Ramos.
El simpático David Bernabéu parece más enredado en su bufanda que nunca, echando humo cual locomotora de fútbol: «¡El Madrid juega fatal!» dice, como si fuese una revelación divina que cambiará el rumbo de la temporada. Y de repente, Bernabéu, con aire visionario, proclama: «Si Flick ni toca un trofeo, ¡le doy dos años de contrato por inutilidad icónica!» Qué romántico eso de premiar al que no gana. Cambiar el mundo del balón para siempre.
Mientras tanto, Pedro Riesco, con más dramatismo que Cristiano Ronaldo en una disputa de balón, reflexiona sobre el injusto juicio celestial a Ancelotti, como si la justicia en el fútbol fuese tan escurridiza como la última moneda debajo del sofá del Bernabéu. ¿Será Barcelona capaz de tiritar de emoción y seguir la letra de esta danza sin frenar nunca? O como sugiere María José Hostalrich, quizás ya estén pensando en inventarse pasos nuevos mientras dan el punto final al tango de Ancelotti. Ay, el fútbol, ¡siempre un espectáculo circense más allá de los goles y gritos!