Un cumpleaños con más drama que telenovela…

La celebración del 18 cumpleaños de Lamine Yamal se ha convertido en el culebrón del año. Uno de los cuatro artistas con enanismo que amenizaron el evento se ha subido al micrófono de RAC1 para poner los puntos sobre las íes. «¿Por qué tanto revuelo? Somos ciudadanos del planeta entretenimiento, no del circo romano», expresó con el mismo entusiasmo que un delantero celebrando un gol en el último minuto.

Al parecer, todo el alboroto tiene que ver con la Asociación de Personas con Acondroplasia que quiere investigar el acontecimiento. Sí, como si se tratara de un misterioso fichaje del mercado de invierno. «Trabajamos legalmente y somos tan normales como cualquier juego de cartas en una tarde de domingo», defendió el artista. Mientras tanto, Lamine Yamal y su padre siguen abrazándose como si hubieran ganado la Champions.

El intérprete, que firmó un contrato de confidencialidad sospechosa como una tarjeta roja en el minuto 90, deja claro que no son «monos de feria». «Bailamos, repartimos chupitos, hacemos magia… En la fiesta éramos más populares que el VAR en un clásico», concluyó, tratando de calmar las aguas. Pero al parecer, lo que comenzó como un festejo digno de una celebración épica, terminó en una polémica de tamaño XXL.