Un campeonato de infarto, risas y magia…

Muchachos y muchachas, ¡saquen sus abonos de cardiovascular porque este campeonato de liga es para infartarse! Después de casi treinta jornadas, el titánico combate entre el Barcelona y el Real Madrid está más emocionante que un episodio de telenovela turca con guionistas enloquecidos. Los azulgranas y los blancos marchan codo a codo – nunca mejor dicho, porque no queda quien se atreva a pronosticar el resultado final. Es como tratar de decidir si prefieres churros con chocolate o pizza con piña: ¡una misión imposible!

Los datos dicen que los chicos de Barça juegan como si las botas les llegaran directamente de Wakanda: marcan muchísimo, encajan poquísimo, como si los goles se los quitaran de descuento del salario, y parecen tener más récords que un DJ en Ibiza. ¡Hasta los del banquillo son armas secretas! Mientras, Ancelotti necesita mezclarse pociones secretas que solo obtiene del mercado negro de entrenadores para mantener a su equipo en la competencia. La lucha de banquillos es tan épica que falta que embarren a sus once jugadores en miel antes de un partido, por si acaso

Y ahí, la magia arbitral: ese toque especial cual hada madrina que, si fuera un invitado más, sería el payaso peleón en el cumpleaños. La pregunta inevitable es: ¿qué sería esta liga sin las actuaciones de los árbitros más apasionados de la serie B de Hollywood? Mientras los culés se sienten como si tocara nuevos huevos de dragón, el Madrid sigue haciendo de las suyas: aparece cuando menos se le espera, como ese tío que no se pierde la Navidad. Así que nenes, preparemos los nervios porque esta liga es una cabalgata, un circo y un carnaval, todo al mismo tiempo.