La noche mágica que sueñan los culés…
El Barcelona está preparando lo que promete ser un partido digno de una batalla épica, con más intriga que un culebrón venezolano. ¡La final de la Champions está a un paso! Es como jugar al FIFA en modo leyenda, pero sin el mando para reiniciar. Desde los tiempos en que los dinosaurios jugaban al fútbol, 2015 para ser exactos, el Barça no alcanza una final continental.
El partido de ida fue una auténtica montaña rusa de emociones. Terminaron empatados a tres goles, una fiesta de goles digna de una peli de acción de Hollywood. No me extrañaría que el resultado fuera obra de guionistas de ciencia ficción. Ahora, el Camp Nou se prepara para la vuelta, que será en el Giuseppe Meazza, con más expectativas que una reunión de vecinos donde se reparte el bote del bingo.
Por parte del Barcelona, cualquier triunfo, ya sea ganando por la mínima o por un escándalo de goles, los lleva a la final. Pero cuidado, si vuelven a empatar, el partido se vuelve más largo que una cola para el tobogán en un parque acuático. ¡Y terminaría en penaltis! Así que, chin-pun, el equipo tiene que afinar la puntería como si sus botas fueran lanzadoras de dardos. ¡Forza Barça o quien tenga boleto ganador para la final!