Lamine Yamal, el Torbellino Azulgrana…

Érase una vez, en un campo de fútbol lleno de enardecidos aficionados y palomitas de maíz, el joven Lamine Yamal decidió convertirse en el protagonista de su propia película de acción. Como un velocirraptor suelto en una granja de esposas del Inter, Yamal dejó a todos los italianos mordiendo el césped con su velocidad vertiginosa. Sin embargo, ni todo el desparpajo del mundo logró llevar al Barcelona a la final de la Champions. Parecía que el balón tenía un imán opuesto al gol… ¡Qué mala pata!

Por otro lado, el misterioso regreso del ‘polaco bContenido’ (quien quiera que él sea) pasó desapercibido en la enorme fiesta multicolor que montó Yamal. Hansi Flick, como un sabio maestro Jedi, orquestó un ataque que hizo recordar la mejor coreografía de danza contemporánea, pero al parecer, la semilla del gol no logró germinar. Porque sí, por alguna razón, parece que ayer el balón se tomó libre, tomándose demasiadas siestas lejos de la portería.

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