El menor alérgico al respeto…

¡Sujetaos las corbatas, que viene noticia épica! Resulta que un chaval se pasó de la raya y soltó una serie de perlitas racistas a Lamine Yamal, durante El Clásico en el Bernabéu. Vamos, fue como si el chaval decidiera que su boca era un lanzador de insultos en un torneo de tiro al plato. El Barcelona se llevó el partido 0-4, pero nuestro protagonista decidió que el marcador de ofensas quedaba en empate.

LaLiga, en su papel de héroe de cómic inquebrantable, ha lanzado un rayo castigo sobre este joven: 30 horas de tareas socioeducativas, como si fuera a aprender a conjugar verbos medianamente civilizados, y un año de vacaciones forzosas de los estadios. Adiós a las gradas repletas de bocatas de jamón, amigo. Javier Tebas ha repetido desde su atalaya que el compromiso antipático al racismo es tan firme como un sofá de hormigón armado.

La historia no termina aquí. Quedan en el aire los destinos de dos adultos, presuntos colegas de gritos al estilo de un coro desafinado. LaLiga tiene las cejas levantadas, esperando a ver si caerán más rayos de justicia sobre ellos. Mientras tanto, la lección más importante: cuidado con lo que dices, o tu estadio favorito podría convertirse en un espejismo.