La moda de los tiempos extras…

¿Prórroga? Claro, ¡cómo no! Porque en el fútbol, al igual que en la navidad, siempre se quiere un poquito más. La Copa del Rey se asegura de darnos esa dosis extra de cardiopatías con sus trepidantes prórrogas. Pongámoslo así, el tiempo reglamentario es como una pizza margarita; satisfactorio, pero siempre deseas esos 30 minutos extra que lo hacen todo potente, como añadir pepperoni o extra queso. Y allá van los equipos a correr como si su destino dependiera de ello, corriendo tras el balón como un gato tras una luz láser.

Y cuando la prórroga termina y sigue todo en orden, es hora del tiempo de las penas máximas, conocidas también como «penaltis lanza-respiraciones». Los arqueros y pateadores desfilan hacia la portería como si fueran a enfrentar al mismísimo dragón de la historia. Cada tiro es una prueba de fuego nerviosa entre la gloria y la derrota. ¿Quién será el héroe y quién derramará lágrimas como si fueran una monzónica lluvia de verano?

En la Copa del Rey no puedes dar nada por sentado. Aquí la emoción es como un integrante de molino en una churrería – gira y gira. Eso sí, apunta que en algunas competiciones como la Libertadores prefieren ir directo al grano, de la misma manera que alguien que no tiene tiempo para cuentos va directo a la última página. Así que recuerda, en esta montaña rusa emocional, los goles no son más que las vueltas en el bucle infinito de la felicidad futbolística.