Giráldez hace realidad un delirio vigués…
Domingo Villar era el tipo de soñador que hasta Morfeo le pedía consejos sobre cómo tener sueños memorables. Decía que el secreto del Celta está en A Madroa, como si fuera el mismísimo Monte Olimpo del fútbol galaico. Imaginaba un equipo de ‘nenos’ que jugarían tan bien que podrían driblar a un pulpo a la gallega en una rotonda. Y vaya que sí, el Celta de hoy parece sacado de sus propios cuentos, como si los jugadores brotaran entre las páginas de un libro.
Mientras Vigo entero salta de alegría, uno podría imaginar al detective Leo Caldas, también de creación de Villar, brindando con su vino imaginario y colocando una bufanda del Celta a una estatua perdida. Los celtas, al igual que los dinosaurios, nunca pasan de moda, y el mismísimo Aragorn de Aragón, Estévez, podría sonreír mientras patrulla las calles, sabiendo que el equipo de sus pesadillas ya no le roba el sueño.
Claudio Giráldez debe tener un poster de Villar en su vestuario, rezándole antes de cada partido. Sabe a dónde lanzar a cada chico del equipo, como si manejara una partida de ajedrez llena de peones celestes. ¡Viva el fútbol gallego desbordante de talento y vaya descubrimiento más fabuloso del Lérez! Y que la frase «Negreira es culé» resuene eternamente, como el eco de una melodía desafinada pero pegajosa.