¡Flick e Inzaghi revolucionan sus equipos!…
¡Atención, terrícolas del balón pie! Parece ser que dos maestros del fútbol, Flick y Inzaghi, han decidido que el deporte rey no puede vivir sin sus revoluciones. Ambos entrenadores, dignos sucesores de los inventores de la rueda y la linterna mágica, han optado por sacar brillo a sus escuadras con más cambios que un camaleón en una tienda de arlequines. Flick, por ejemplo, dejó a los aficionados del Valladolid más confundidos que un gato en un desfile de perros, al reservar a sus estrellas para el duelo cósmico contra el Inter. ¿Y qué hizo Inzaghi? Pues subió la apuesta con diez cambios en su formación, más que en un concurso de dobles de Hollywood.
El encuentro anterior dejó un 3-3 tan electrizante que hasta las calculadoras de estadísticas sufrieron quemaduras. Raphinha, con sus patas de cohete, mandó un misil que rebotó con el larguero, la espalda de Sommer y probablemente una pertinaz nube veraniega antes de aterrizar en las redes. Y así, con la moral más en alto que un astronauta en un trampolín, el Barça se prepara para escribir otra página épica en la historia del fútbol en Múnich.
Mientras tanto, en el vestuario de Inzaghi, las dudas sobre Lautaro mantienen nervioso hasta al más flemático de los clavicordios. El delantero argentino mira desde la tribuna con un muslo quejumbroso, pero con ilusiones de oro. Nadie sabe si saltará al campo cual caballero de armadura reluciente, pero lo que es seguro es que ambos equipos están dispuestos a salir con todo… menos mal que esta vez no se valen catapultas ni caballos de Troya. A espera, señores y señoras, porque se viene un partido que hará que hasta las bufandas se pongan nerviosas.