El Barça y el árbitro: Duelo de titanes…
El Barça salió del partido más irritado que un porrista en día de lluvia. Marciniak, el árbitro, parecía tener un imán para las decisiones polémicas y los jugadores del Barça estaban convencidos de que su silbato venía con GPS para el Inter de Milán. Hansi Flick, que normalmente no pierde la compostura ni cuando se le quema la tostada, se refirió al árbitro más veces que a sus propias tácticas.
Mientras tanto, Eric García, que ya está en el top ten de los personajes más críticos en un estadio, recordó a todos los presentes las jugadas de antaño con Marciniak, como si fuera el abuelo contando las anécdotas de la guerra en las tertulias. Araujo y Pedri también hicieron sus pinitos en el descontento, sugiriendo que la UEFA debería considerar reemplazar a Marciniak por un robot programado para la imparcialidad total.
Por otro lado, Inzaghi del Inter, seguramente viendo otro partido o con una tele secreta que nadie más tenía, alabó la actuación del colegiado con más entusiasmo que un vendedor de milagros en una feria medieval. La despedida del Barça de la Champions fue más amarga que un café sin azúcar, y todo por culpa del enigmático árbitro polaco que terminó siendo el protagonista inesperado de la noche.