El fin de una era rugiente…

El Athletic de Bilbao ya ha despachado la temporada con la meticulosidad de un relojero suizo preparando un guiso. Los leones han dejado su casa, San Mamés, tan pulida que hasta brilla más que los zapatos de un árbitro en el Día de San Arbitro. Aseguraron ese ansiado puesto número cuatro, que les da el boleto dorado para la Supercopa con el beneficio de dos rondas libres en la Copa. Adiós, rondas aburridas, ¡hola, espectacularidad de la Liga de Campeones!

El caballero Ernesto Valverde, estratega supremo del reino león, ha llamado a todos sus valientes guerreros para una cita ineludible, como si fuera una cena familiar en la que se sirve el postre favorito. Don De Marcos, el sabio del césped bien curtido, se despide después de 16 temporadas con el festín de emociones a la vista de sus fieles. Curiosamente, su debut fue ante los culés en la Supercopa de 2009, ¡y qué debut! Marcó un gol casi como si hablara con el balón: «Ándele pues».

Para darle más chispa al final de esta telenovela deportiva, Nico sale del drama de la pubalgia y regresa como un actor que nunca puede faltar en la final. Los guerreros listos para el drama en San Mamés son una verdadera colección de estrellas invitadas, ¡hasta el último ha buscado su camiseta! Una alineación que ni los Avengers podrían igualar: Simón, Agirrezabala, Vivian, Paredes y toda la banda hasta llegar a Adama, dispuesto a correr más rápido que un perrete persiguiendo su cola. ¡Venga, leones, a rugir con estilo!