Una montaña rusa sin cinturón en el Camp Nou…

Te sientas en el sofá con el bocata de chorizo en una mano y el mando de la tele en la otra, pensando que te espera otro día de oficina futbolera. Pero ay, amigo, cuando juega el Barça, nunca puedes saber si saldrás despeinado o con el corazón a ritmo de samba. Tienes más posibilidades de perder el control que Homer Simpson en una tienda de donuts. ¡Y mira que eso es difícil!

El último partido del Barça fue como intentar resolver un cubo de Rubik en medio de un terremoto. Imprevisible, raro y algo caótico. El Barça se lanzó al ataque con la gracia de un pato persiguiendo una pelota. Nada de ese juego limpio y geométrico que dibuja triángulos perfectos, aquí todo era asimétrico y desigual como los peinados de los jugadores en los años 80. ¡Qué tiempos aquellos!

Al final, el Barça ganó como quien se lleva el último McNugget en una mesa con amigos. Nadie sabe muy bien cómo, pero algo quedó claro: seguir a este equipo es como hacer puenting sin cuerda, jamás sabrás cómo vas a aterrizar. ¿Abrumado? ¿Perplejo? ¡Bienvenido a un partido del Barça, querido culé!