El traspaso se complica más que una telenovela…
El Barça está haciendo más regates que un delantero en un partido apasionado, pero lamentablemente se trata de Ansu Fati, no con un balón, sino con ofertas del Mónaco. Los monegascos llegaron a las puertas del Camp Nou con intenciones serias, pero salieron con un «vuelva usted mañana» estilo español. Estaban dispuestos a alquilar a Ansu por un año, mientras que el Barça aún sueña con alguna cláusula mágica en plan Harry Potter que les mantenga el control del jugador. Pero, claro, los catalanes no quieren pagar la paella sin recibir el arroz completo, así que el rechazo es más evidente que el sol en agosto.
Por otro lado, Jorge Mendes, el agente de Ansu, debe sentirse más presionado que un portero en los últimos minutos del partido. Está buscando la fórmula secreta, quizás mezclar un poco de arte marcial con una pizca de exposición en «tierra monegasca». El joven Ansu, consciente de su situación, solo quiere jugar, ya que la temporada pasada estuvo viendo más el banquillo que el césped, gracias al director Hansi Flick, quien debe haberse confundido de película con tantos cortos rodados en el campo.
Es más, en pleno invierno, cuando hasta las chaquetas salían de paseo, Ansu estaba más fuera de las convocatorias que un balón olvidado bajo la lluvia. Aun con un cartel de «cógelo ya, está fresco para llevar» Ansu, el rebelde, decidió quedarse calentito en casa culé hasta que el viento del traspaso sople en su favor o el Mónaco se atreva a reducir el precio de las croquetas en el contrato. ¿Dónde terminará Ansu en este drama futbolístico? Solo el próximo capítulo lo revelará.