Arbitraje de Hernández Hernández: ¡Qué show!…
Si alguna vez has dudado de que el fútbol sea el mejor espectáculo del mundo, el último Clásico entre Barcelona y Real Madrid fue más emocionante que una montaña rusa sin frenos y más caótico que un párvulo descubriendo el azúcar. Dirigido por el maestro de ceremonias, Alejandro Hernández Hernández, el partido dejó más polémicas que películas tiene un maratón de Harry Potter.
Todo comenzó al segundo minuto, cuando Szczęsny decidió saludar a Mbappé de la manera más cariñosa: tumbándolo en el área como si fuera el colchón de su abuela. Los culés protestaban tanto que parecía un karaoke de protesta, pero después del intermedio del VAR -que se tomó más tiempo que un abuelo contando batallitas- se dictaminó el penalti a favor del Real Madrid. Burrull, exárbitro y ahora crítico de juego, sentenció que aquello fue penalti claro, como ponerse chanclas con calcetines en la playa.
Y por si fuera poco, Frenkie de Jong decidió jugar a los malabares con el balón, controlándolo con algo que pareció un poco más brazo que pecho. Al final, el árbitro dejó pasar al propio Houdini y decretó que el gol era válido. Para rematar la faena, Tchouaméni protagonizó más entradas en el partido que un futbolista en un buffet libre, pero ni con amarillas ni con el VAR pudo doblar el codo de la justicia. ¡Menudo desfile de emociones!