El joven delantero y su telenovela futbolera…
¡Ay, Víctor Muñoz, qué momento estelar! El jovencito, salido de la cantera azulgrana, como quien troca de bando en una partida de Risk, tuvo su debut con el Real Madrid en el Clásico. Entró al campo cual superhéroe de última hora en una película de Marvel. Todo iba bien hasta que, con su oportunidad de empatar el partido, lanzó el balón tan alto que algunos aviones se apartaron para no desviar su ruta. No es para menos, el chico entró justo para ver si podía cambiar el destino de un partido más en mano del Barça.
Ancelotti, probablemente con la sabiduría de un brujo, decidió darle a Víctor el papel principal en este guion dramático. Con apenas dos minutos en el terreno, Muñoz tuvo en sus boots esa oro que llega una vez en la vida. Corrió hacia la portería con la velocidad de un huracán, pero la definición fue más bien como la caída de una pluma, en dirección a las nubes. Y ahí, el público recordó a Palanca, como un deja vu de fútbol, repitiendo errores del pasado.
Tras el pitido final, Muñoz, deshecho como chocolate al sol, fue consolado por sus compañeros. Y aunque la pena lo acompañó cual nube oscura durante la caminata al vestuario, los madridistas saben que el fútbol es una montaña rusa: un día estás arriba celebrando y al siguiente, revisitando el espectro de Palanca. ¡Ánimo, Víctor, la próxima irá al fondo de la red, te lo prometemos con una mano en el corazón y la otra en el control del videojuego!