Oliván y el carnaval blaugrana en Cornellá…
La Tribu de hoy se puso más caliente que un Barça-Madrid en horario de siesta. Javi Amaro lideró una constelación de tertulianos que se lanzaron a debatir si el Espanyol debería admitir a los culés en su fiesta del pijama. Oliván fue el árbitro del partido verbal, poniendo en offside a los jugadores del Barça por celebrar en modo «yo soy el rey del mundo». «Una cosa es levantar una copa y otra emular a Rocky subido en las escaleras de tu rival», decía Oliván mirando de reojo al sofá del Espanyol.
Entretanto, Amalio Moratalla sacó su peluca de Nostradamus y predijo la desaparición del pasillo de honor al estilo del dinosaurio, si las celebraciones siguen siendo tan humillantes que parecen escritas por Shakespeare en un drama futbolero. «En el fútbol hay que saber dónde está la raya (¡y no la de cal!)», añadió mientras se escuchaba el eco de Ferrán Martínez, destacando cómo Lamine Yamal, que parece que tiene un DeLorean porque juega como si hubiera tiempo atrás en la liga, no había hecho alarde ante el Espanyol.
Raúl Fuentes entró en escena, recordando que en 2014 el Atlético celebró a lo ninja en el Camp Nou, sin dejar el menor rastro de escándalo. Por su lado, Santacruz sugirió que Flick debe haber firmado un pacto con Merlín porque no sólo sacó escuderos de donde había pensionistas, ¡sino que los tejió en un equipo campeón! Al final, entre risas y conjeturas locas, Liaño concluyó que Flick había sido el Gandalf que convirtió a sus jugadores en héroes de un cuento blaugrana lleno de magia.