Bye bye, maestro del balón…
¡De Marcos se ha pirado! Al estilo superhéroe del Athletic, aunque él siempre quiso ser invisible como el hombre mosca. No importa el marcador del partido que, seamos honestos, jueguen lo que jueguen, no olvidamos esta despedida. Imagínense, 16 temporadas y 574 partidos…¡ni Batman ha patrullado Gotham tantas noches! En un último gesto de elegancia, De Marcos se disculpó más veces que un robot averiado, y el árbitro, que también se iba, le dijo «tómate tu tiempo, colega, que hasta las tortugas ninja lloran hoy».
Los rojiblancos lucieron su ’18’ con el orgullo de quien encuentra 50€ olvidados en la ropa sucia, y el Barça le hizo el pasillo, como si fuera a recibir el Balón de Oro cósmico. Mientras las gradas sollozaban más que plañideras en un entierro, un tifo gigante mostró al héroe que, en 2009, le clavó un gol al Barça y en 2024 levantó la Copa del Rey como quien levanta el futuro: épico, dame-dos.
De Marcos, el hombre que jugó al fútbol como si bailase breakdance en un casino de Las Vegas, dejó el campo entre ovaciones de quienes seguramente también aplaudirían su habilidad para abrir paquetes de galletas sin romperlas. Y allí se fue, como una leyenda con 36 años a cuestas, directo a un San Mamés iluminado solo para él. Se va como los buenos, como el chocolate caliente en invierno: dejando un calorcito en el alma y el deseo de que nunca se acabe su historia. ¡Gracias, De Marcos, por los recuerdos y las gambetas!