El naufragio blanco versión Montjuïc…
¡Atención, señoras y señores! Si pensaban que el Real Madrid estaba listo para un cambio de protagonista, resulta que la ficción y la realidad parecen haberse fusionado en el coliseo de Montjuïc. Aunque Mbappé va como un cohete espacial acumulando 39 goles, el elenco blanco parece que ha perdido el GPS del éxito y sigue una ruta muy… especial. Con Xabi Alonso en la sala de espera y el Mundial de Clubes en el horizonte, el Madrid llegó a la fiesta y salió con confeti, pero en el día de Halloween.
En lugar de un plan maestro, Ancelotti decidió llevar a sus muchachos a hacer senderismo por el partido, mientras Flick y su tropa desmontaban el plan como si fueran unos magos de escapismo. Entre tantos malabares, Valverde no sabía si rezar o hacer la señal de la cruz. Vamos, que el marcador 0-2 en 15 minutos fue como perder en las cartas ante un pulpo. Al final, el Madrid era como un barco sin brújula, surfeando en un mar de confusión mientras el tsunami culé pasaba factura.
Entre penaltis, titulares y proyectos conspicuos, Ancelotti quedó como el último samurái en una batalla perdida. El club blanco invitó a la presión sin haber encargado el pastel: más balones perdidos que tierra tiene el desierto y una defensa tan adelantada que podría empezar haciendo carreras de caracoles. Menos mal que el rumor es que van a contratar a un entrenador con más disciplina que un monje zen. ¡Ahora sí, agárrense los machos, que esto puede ser una montaña rusa de emociones!