Un Petit Tour por el Fútbol y el Amor…
¡Extra, extra! ¡La que ha liado Emmanuel Petit con sus memorias! Parece que al bueno de Petit no le gustó su paso por el Barça ni un poquito. Por lo visto, el vestuario blaugrana era como un episodio de «Supervivientes» donde sobrevivir dependía de saber catalán. ¿Te imaginas llegar a Cataluña y que te digan que estás en otro planeta? Algo así le pasó a nuestro protagonista, que se sintió más perdido que un pulpo en un garaje. Los clanes en el vestuario estaban más divididos que las casas de Hogwarts, y Petit no supo si ponerse la túnica holandesa o moverse con los catalanes. ¡Menuda papeleta!
Pero, ¡atención! La odisea de Petit no termina ahí. Resulta que el centrocampista galo fichó por el Barça «por una mujer». Imagínate, dejar el imbatible Arsenal por amor. Pero como dice el dicho: «del amor al odio, un Petit paso»; lo comprobamos cuando Petit confesó que prefería quedarse en casa, con cariño y golazos, que meterse en la «alegres» noches parisinas que conoció luego. Hablando de «alegrías», parece que también protagonizó un episodio candente en una sala de billar, pero al menos los del hotel le aplaudieron por su talento en «otras» artes.
Entre su biografía y sus aventuras amorosas, Petit nos ofrece un guion digno de Hollywood. Todavía estamos esperando que Spielberg le haga una oferta. Al final, su travesía futbolera estuvo llena de sorpresas, como en una partida de Monopoly donde te toca la casilla de «a la cárcel» al primer dado. Así concluye el culebrón de Emmanuel «Rocambolesco» Petit, un personaje digno de una saga de fútbol, amor y muchos líos lingüísticos.