El jugador ya no cierra la puerta a una salida…

Fermín está en un lío tan grande que hasta un pulpo con GPS se perdería. Debe decidir si quiere seguir en el Barça, donde el banquillo ya le ha dejado su molde, o acepta la oferta del Chelsea. Como buen culé, su corazón grita Barça, pero su cabeza no puede ignorar las perspectivas de minutos y líos financieros del club catalán. En dos partidos ligueros, el pobre Fermín solo vio 45 minutos de acción, lo que no llega ni para una siesta corta.

El Chelsea, que al parecer compra jugadores como quien compra churros un domingo, le ofrece no solo un salario más jugoso que un mango en verano, sino la oportunidad de brillar como nunca antes. Competir en la media punta con Olmo, Gavi y Ferran es como intentar bailar en un metro en hora punta: ¡misión imposible! Encima, las relaciones en el vestuario del Barça no pasan por su mejor momento. A ver si Fermín se decide, que parece que está jugando al escondite con su destino.